Nine lives

Sandra, Diana, Holly, Sonia, Samantha, Lorna, Ruth, Camille y Maggie. Nueve vidas de nueves mujeres contadas mediante nueve únicas secuencias gracias al director y escritor colombiano Rodrigo García.

El hijo de Gabriel García Márquez sorprendió en el 2005 con esta sutil y bien narrada película formada por un conjunto de nueve episodios independientes, en los que se nos muestran distintos formas de hacer frente a la vida para cada una de las protagonistas.

Especialmente remarcable es el hecho de que el director colombiano sea capaz de estructurar de tal forma cada una de las historias de modo que no sea necesario más que una simple (no por su falta de complejidad) toma para contarnos tanto sobre la vida de cada una de estas mujeres. Es de un dominio admirable cuanto menos.




SANDRA. “Te veo la próxima vez, mamá te quiere mucho.”
La serie de historias da comienzo con Sandra, una mujer latinoamericana que está por segunda vez en la cárcel (“la primera fue un error”). Su comportamiento en la prisión es de lo más ejemplar, intentando reducir al máximo su pena, pues existe una razón para querer salir de ese lugar: su hija. En torno a este asunto gira la historia de Sandra. Una visita a la cárcel que le hace su hija y en la que desgraciadamente no puede comunicarse con ella, pues el teléfono de la sala de visitas no funciona correctamente. 

No hacen falta más que un par de conversaciones con otra reclusa y con el guardia de seguridad para poder hacernos una idea de cómo es la primera de las nueve protagonistas. Una persona que lucha ante las adversidades que por una serie de desafortunados hechos la han llevado a estar encerrada, llevándola a perder sus nervios en más situaciones de las que querría.



DIANA. “Cinco minutos contigo y siento como si mi vida fuera una ilusión.”
Para continuar, nos encontramos con Diana, una mujer embarazada de compras que se encuentra de lleno con su pasado: un antiguo amor. Unos minutos de conversación sorprendidos llevan a un renacer de antiguos sentimientos, miedos y emociones.





Rodrigo García hace un juego magnífico de los pasillos del supermercado en esta ocasión, como si de un laberinto se tratase, laberinto en el que posiblemente Diana se encontrase en un tiempo pasado, y en el que con terrorífica facilidad parecer estar a punto de entrar de nuevo. Un ejemplo del poder de los sentimientos, de la a veces inutilidad del tiempo para lidiar con este tipo de cuestiones y del poder del amor a fin de cuentas.




HOLLY. “Su mirada, la recuerdo, y era una buena mirada.”
Como tercera protagonista aparece Holly, una de dos hermanas afroamericanas que abandonó a su hermana y padre años atrás. Vuelve a casa visiblemente inquieta con la intención de solucionar el pasado vinculado a su padre. Mientras el padre vuelve a casa tras la llamada de la hermana informándole de la presencia de Holly, ésta junto a su hermana rememoran momentos de su feliz infancia, añorándola y queriendo que vuelva con desesperada ansia.




Caminar por la casa es como pasear por cientos de recuerdos, las paredes, los muebles e incluso el patio ahogan a Holly magnificando duramente su pasado, y haciendo más duro y amargo su presente. La desesperación y los fantasmas del pasado apoderándose de una persona que no es capaz de lidiar con el daño que ha sufrido, pues a pesar de todo existen pequeños ápices de buenos recuerdos, dificultando el proceso.



SONIA. “A veces te portas como un cabrón conmigo.”


Rodrigo García nos presenta en cuarto lugar a Sonia, posiblemente la historia menos profunda, pero igualmente humana. En esta ocasión se narra una conflictiva relación de pareja, en la que el tiempo, la rutina y la pérdida de ilusión han hecho que la simbiosis emocional haya perdido gran parte de su esencia. 


La pareja va a visitar el nuevo y lujoso apartamento de una pareja amiga, donde en un momento de furia estallan y pierden los papeles delante de sus amigos. Es una realidad muy común lo que hace fácil sentirse identificado en cualquiera de los dos bandos que se nos presentan.




SAMANTHA. “Esa forma de pensar en la vida como algo que pasará después. Todo ocurre hoy. No más tarde. No mañana.”
Una de las historias más aparentemente vacías pero de enorme lectura si se analiza con detenimiento. Samantha es una adolescente que vive con sus dos padres: él quedó inválido por problemas de salud y ella quedó esclava de la situación, indirectamente ambos desarrollan una relación de desprecio entendida sólo por ellos dos. La joven protagonista atiende con admirable diligencia las exigencias de ambos progenitores, al mismo tiempo que intenta lidiar con su propia vida, convirtiéndose en una esclava más de la situación. Esta diligencia no es inextinguible y lleva a Samantha a necesarios momentos de canalización interna.
Una de esas historias que quedan entre familia, que no se conocen pues quedan ocultas tras las cortinas del hogar. García hace un gran trabajo en esta pequeña historia, una oda a la liberación y a la lucha por la posesión de la propia vida.


LORNA.”Es un mundo pequeño. Somos pequeñas polillas revoloteando alrededor del mismo foco.”



Lorna acude al funeral de la mujer de su exmarido. Con esta presentación, queda claro que el encuentro va a ser emocionalmente intenso. La protagonista se encuentra en una situación conflictiva desde un inicio pues debe hacer frente a las críticas de los familiares presentes en el funeral, pero se vé sorprendida cuando su antiguo marido confiesa tener sentimientos por ella. El funeral, la sordomudez del exmarido y el tema en sí tildan de cierto toque morboso a la situación. En esta ocasión vuelven a apoderarse de la película la culpabilidad, el pasado, el resurgimiento de antiguos sentimientos y la pasión.



RUTH. “Cada uno lleva la corona que se fabrica.”


La séptima protagonista hace su segunda aparición en este momento, se trata de la madre de Samantha, la adolescente. Con esta historia se explica de alguna forma más aún la historia de la familia que se nos contó antes, Ruth mantiene una relación fuera del matrimonio.
En el motel tiene presencia un arresto a una madre, a la que la justicia le hace difícil poder disfrutar de su hija, según le informa el personal de limpieza del sitio. Este encuentro no pasa desapercibido para ella, que lo recibe como una señal, abandonando a su amante con un beso en la frente.





CAMILLE. ”Se espera que nos acostumbremos a todo, ¿no? Como pequeños animales.”
Nos encontramos con una mujer y su marido en el preoperatorio en el que se le va a extraer un seno. Miedo y pánico que se traducen en una actitud infantil e irritable, volcada sobre la persona más allegada: su marido.           


Reflexión sobre la pertenencia, la dependencia y el formar parte de algo en nuestras vidas. Una de las historias más simples del film.


MAGGIE. “¿Crees que los gatos tienen realmente 9 vidas?”
En último lugar tenemos a Maggie, el cierre para esta serie de pequeñas historias. Maggie pasea con su hija en el cementerio, y se detienen a hacer un picnic junto a una de las lápidas en particular.


Para finalizar la película podemos disfrutar de una bonita secuencia en la que madre e hija tienen una conversación tranquila y aparentemente banal, en una extraña sensación de armonía y paz. Un precioso mensaje sobre la dificultad de lidiar con la muerte de la gente a la que quieres, sobre cómo seguir adelante y coexistir con todos los recuerdos de estas personas.


En definitiva, Nueve vidas es una forma de adentrarse durante unos instantes en las vidas de un grupo de personas. Rodrigo García, gracias a la magnífica interpretación de un elenco de categoría y al resto del equipo técnico, nos brinda este retrato de diversas perspectivas sobre la vida, con un aliento duro, real y al mismo tiempo esperanzador.

0 comentarios:

Publicar un comentario